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lunes, 22 de febrero de 2010

Temático: Don Juan y Mujeriego

Así como "MI HISTORIA DE SEXO", este es un cuento más o menos del mismo estilo, temático. Supongo que va a haber algunos más.


"No soy quien piensa que soy"


Estoy de novio. Hace un año y pico. Con una chica a la que, sinceramente, amo. Con ella comparto más cosas que con nadie, a esta altura ya nos conocemos bastante, nuestra relación ya es más bien del estilo de una convivencia, nos vemos todos los días, dormimos juntos y amanecemos juntos. Esto obviamente tiene sus pro y sus contras, pero no creo que sea el momento indicado de hablar de eso. El tema principal es otro. Yo amo a mi novia, y ella me ama a mi, pero no puedo evitar estar con otras mujeres. Nadie entiende lo que digo ni cómo lo digo, es algo difícil de explicar, todos me responden "sos un hijo de puta, un cagador, no la amas" y quizás sea cierto que soy un hijo de puta, pero no es cierto que no la amo. Si hay algo de lo que estoy seguro es de amarla. Cuando estoy con ella no existe nadie más. Pero cuando se acerca la noche, el fin de semana, mis amigos me envuelven en una neblina en la que me cuesta distinguir entre el bien y el mal, y me vuelvo un pirata. Ya no se qué puedo hacer para contenerme porque últimamente las cosas no me están saliendo bien y si salen a la luz mis oscuras relaciones de una noche, podría perderlo todo.

Es importante remarcarles que ya no quiero este tipo de vida pero no puedo dejar de cometer crimen tras crimen, acorde van pasando las noches de sábado y viernes. Por ejemplo, este último sábado, un amigo, uno de los mejores amigos que tengo, hizo una pequeña reunión en su casa con su grupo más cercano de amigos y amigas, y después de una previa picante, decidimos ir todos a bailar a un boliche de Palermo. Yo estaba un poco borracho así que ya en la entrada, el mundo giraba, literalmente, y yo me encargaba de hacer que gire alrededor mío. Llamado la atención por las amigas de mi amigo, que estaban furiosamente perras, no pude evitar empezar a desenvolverme de la forma que a mi me gustaba, seduciendo a las mujeres con todo lo que sabía. Si hay algo en lo que no fallo es en el chamuyo. Puedo sacarle conversación a un árbol si quiero y hacer reír a la mina más amarga del mundo. Así es como siempre tengo la maldita oportunidad de "engañar" a mi novia y nunca digo que no. Adentro del boliche y en el medio de la pista bailando con uno de los amigos de mi mejor amigo, veo a estas chicas que ya había encarado en la puerta, bailando, solas, riendose, a la espera de alguien, alguien como yo. No pude evitarlo, borracho y todo, me acerqué y sin dudarlo las di vuelta en cinco minutos:

-Van a bailar solas toda la noche?
-Parece que sí
-Parece que no.

Me puse a bailar entre medio de las dos y entre palabras las llevé a tomar algo a la barra. Un séptimo regimiento nos dejó complicados a los tres y mi chamuyo se puso a mil por hora, ya no podía parar, pensaba bien desde abajo. Así se dio todo y en menos de media hora se presentó mi oportunidad, ese penal que nunca me erré en la vida. Como en una pelea, ni bien bajó la guardia, en un segundo, le acerqué la cara y le di un beso. Y desde ahí no hubo vuelta atrás, el beso se transformó en besos, y las manos no se nos quedaron quietas a ninguno de los dos. No sería adecuado contar todo lo que hicimos, pero la cuestión es que mi amigo vive sólo y terminamos las dos chicas, él y yo, tirados en las camas de su casa. Una vez más fui infiel a mi novia. Y no tuve la fuerza suficiente para detener la máquina a tiempo. Entienden a lo que me refiero? No puedo dejar de hacerlo, y luego me despierto arrepentido y con sentimiento de culpa le mando un mensaje, le compro una flor o unos bombones y la llevo al cine. Ella siempre me recibe con una sonrisa, y me parte el corazón, prometo todos los lunes no volver a meter la pata, pero todo se me olvida los viernes a la noche. Ésta es la historia que vivo día a día, de lunes a viernes soy el mejor de los novios, el marido perfecto. Los fines de semana, el peor de los solteros, adicto a las mujeres hermosas. Y ella no lo sabe ni tiene que saberlo, no soy quien piensa que soy, y estoy muy lejos de serlo. Ningún príncipe azul.

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