Nada podía empeorar la situación. Encerrados en una habitación que no era la nuestra, con el riesgo constante de que los recién casados pudieran volver a entrar y descubrirnos. Seguir nuestros impulsos nos había costado caro y podía costarnos aún más caro si no lograbamos salir de ahí pronto.
-Tenemos que encontrar la forma de escaparnos de acá- me dijo Mónica más preocupada que nunca.
Me acerqué a la ventana, la abrí y miré hacia abajo. Estabamos en el segundo piso, lo que hacía imposible una fuga saltando. La ventana daba a un patio común a todo el hotel, con una pileta y varias sombrillas y reposeras en las cuales la gente pasaba la tarde. No había forma de saltar desde la ventana al piso, pero si podía llegar a alguna rama firme del árbol que estaba casi pegado a la cortina externa, quizás podría encontrar la fuga perfecta. Todos estaban en el salón festejando o en las habitaciones... bueno, festejando.
Me acerqué a Mónica, le comuniqué y le mostré mi plan y, tal era su desesperación, que accedió. Así que fui el primero. Abrí el marco, pasé una pierna al otro lado, respiré hondo y pasé la otra, me colgué de la ventana ya con mi cuerpo del otro lado, y estiré mi pierna hasta la rama más próxima. Una vez que estuve seguro, me lancé con un salto al árbol y me afirmé a él. Bajar fue fácil, pero faltaba Mónica.
-Vamos, yo te espero acá, si te pasa algo te sostengo- le dije desde una rama bien segura.
Ella hizo el mismo procedimiento que yo, y apenas se me acercó la tome del brazo y bajamos juntos.
-Esto fue una locura, no intentemos más nada y volvamos a la fiesta-
-Por dios!-
Volvimos por la entrada principal, en distintos momentos, a la fiesta y ahí nos quedamos hasta que ésta finalizó.
Luego, cada uno se retiró su habitación, yo con Juan (que ya había dejado a su chica y se encontraba sólo), y ella con Raquel (que finalmente bajó un rato a la fiesta), sin cruzarnos en lo que restó de la noche. Al día siguiente nos levantamos todos temprano, ordenamos nuestras cosas, la ropa, los bolsos, y nos preparamos para volver a casa. Finalmente no había pasado nada y eso me tenía muy frustrado, nuestras vacaciones se terminaban.
El micro pasó a buscarnos a media tarde y llegamos a casa a la noche tarde, teniendo que ir al día siguiente todos a reingresar al trabajo. Vivíamos todos juntos en una especie de casa colonial, por lo que llegamos juntos, y cada uno durmió en su habitación. Esto más me frustró ya que viviendo juntos, no podíamos hacer nada por la presencia de nuestros amigos en las habitaciones inmediatas. Y las vacaciones habían terminado...
Muy tarde me dormí y muy temprano me levanté, al igual que el resto de mis amigos. Los recién casados se habían quedado de luna de miel en el hotel, de manera que estabamos Juan, Raquel, Mónica y yo.
-Buen día-
-Buenas-
-Qué cara!-
-Ni me lo digas...-
No quería saber nada con nada, y en unas horas tenía que ir a trabajar. Me senté a desayunar en absoluto silencio.
-Uy se me está haciendo re tarde! me voy ya, cuidense nos vemos a la noche chicos-
-Chau-
-Chau-
-Sí, yo también ya tengo que irme-
Que increíble. Una vez que habíamos vuelto, Mónica y yo nos quedabamos sólos. Parecía a propósito. La puerta se cerró dejando salir a Juan y Raquel, rumbo a sus respectivos trabajos.
-Que increíble, parece una cargada esto-
-No puede ser-
-Igual ya está, dijimos que era sólo por las vacaciones-
-Y sí...-
Nos quedamos mirandonos a los ojos, y después me fui a mi habitación. De pronto salí corriendo hacia el comedor y Mónica todavía estaba ahí
-Mónica, Mónica!-
-Qué?- me dijo sorprendida-
-Me acabo de dar cuenta!-
-De qué?-
-Hasta que no entremos al trabajo, las vacaciones no van a terminar! así que en teoría seguimos de vacaciones-
Mónica se levantó corriendo se abalanzó sobre mi y caímos en el sillón. Luego de algunos besos yo le quité la rem...
FIN
2 comentarios:
muy bien me gusto me gusto!
oh nooo hace la quinta parte
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