HOTEL ONCE

Hola, qué tal? sí soy un perro que habla, y les quiero contar una cosa. Estoy hablandoles desde el más allá. Sí, así como lo leen, en realidad, yo estoy muerto. Cómo llegué a este blog, y cómo puedo hacer para escribir estando muerto, no es importante ahora. Porque mi tiempo acá es poco, y vine para dejar algo en claro. Estoy muy triste, acá en el infierno de los perros, estoy muy triste, saben por qué?

Si ven por arriba, van a notar la foto de un hotel, un hermoso hotel. Sí, ustedes dirán "Jaja que garcha hace ese intento de lego ahí?". Pero ese "intento de lego", así como lo ven, fue el mejor hotel que pudo tener Once y el mundo. El "Hotel On e", fue establecido con el sudor de mi fernet, digo... frente. Yo mismo lo construí, lo pagué, y supe mantenerlo durante mucho tiempo. Ese hotel era mi vida. Realmente lo era. Si bien muchos de los ciudadanos imaginarios criticaron su funcionamiento, su olor (decían que olía a: caca, pis, teta, látex, huevo frito, basura, muerto, etc.), su aspecto y el fácil acceso a prostitutas y drogas que había, yo siempre estuve muy orgulloso de él. Era un funcionamiento humilde! un olor... olor a Once! era la cara del barrio! un aspecto que reflejaba nuestra sociedad, golpeada, destruída, abofeteada por los gobernantes, era una obra de arte! ERAN UNAS PROSTITUTAS DIGNAS! Por favor, qué prostitutas!

Si bien tampoco iba mucha gente, a decir verdad creo que tres huéspedes tuvo sin contar a las prostitutas, era el hotel de la gente, el hotel del pueblo. Cualquiera de ellos, de los huéspedes, te podrá decir lo mucho que amaba ese hotel, esas putas, ese olor, esos colchones, ese desayuno continental, amaban mi Hotel. Yo amaba mi hotel. Fue una lástima que haya tenido que pasar mis últimos días en cana, hubiera querido pasar algunas noches más en mi hotel antes de suicidarme.

Y bueno qué se le va a hacer cuestiones de capitalismo y monopolio. Ya tengo que irme. Nos vemos en el próximo.