Creo en el tiempo. Y creo en las capacidades de todos los hombres y mujeres del mundo. Con esto quiero decir que hasta el hombre más cruel, tiene que tener su lado bueno, oculto, insensible, pero lo tiene que tener. Y el tiempo y su capacidad para encontrarlo (o la capacidad de otro para mostrarselo y descubrirlo) son dos factores que me parecen sumamente importantes y reales. Uno puede equivocarse. Puede volver a equivocarse. Puede equivocarse una tercera vez. Una cuarta, y muchísimas veces más. Cuanto más se equivoca una persona más aprende. Más fuerte se hace, más madura, mças crece como persona. Y a medida que uno se va equivocando, va aprendiendo a saber de qué manera afrontar la situación. Una equivocación se afronta firme, derecho, y siempre dispuesto a pedir disculpas y a aceptar errores. Cuando uno se equivoca, tiene que pensar en qué se equivoca, darse cuenta que esta mal. Y tiene que fijarse la manera de revertir esa situación, si es que se puede, o sino de dejar las cosas de la mejor forma posible. Muy pocas cosas son irreversibles. Sobre todo son irreversibles las que carecen de esperanza.

Algunos aprendemos de nuestras equivocaciones, nos fortalecemos, nos formamos como personas, aprendemos lo que no se debe. Y es muy bueno, es el lado bueno, de lo malo, del error, de la equivocación. El peor de los errores es no admitir una culpa propia, pensar que lo malo está en el otro, que es él o ella quien tiene que solucionar sus problemas y no yo. Ese es un real defecto, mucho más importante que el de cometer una equivocación.