Un día para relatar. Me tocó compartir el colectivo con mucha gente, pero entre toda esa gente sobresalían dos chicas jóvenes. La primera, estaba frente a mi, subió en la misma parada que yo. La chica estaba vestida con una musculosa corta blanca que dejaba ver su ombligo, una pollera de jean y un peinado bastante producido. A decir verdad era una linda chica, se destacaba por eso y, obviamente, excepto uno o dos, el resto de los hombres del colectivo, sin importar edades, y como típico pajero zarpado, la re miraban desde el pelo más alto del peinado hasta la punta de la zapatilla, y casi casi que se les caía la gota de baba de la boca. La verdad me divertí bastante jugando a encontrar algún tipo que no la mirara, un juego muy difícil que ganó un hombre de aproximadamente 80 años que estaba mirando por la ventana como esperando que alguien lo viniera a buscar arriba del colectivo. Luego de encontrar por fin a alguien que no la estuviera mirando como un enfermo desaforado, la observé durante unos segundos y me di cuenta que más que todos los tipos que la miraban, se miraba ella misma. Creo que en 10 segundos se habrá peinado 5 veces y se habrá acomodado la musculosa (haciendo resaltar sus pechos a propósito) unas 3 o 4 veces. En seguida se me vino a la cabeza la sensación de que la mina era una re acomplejada que se mata zarpado las horas del día produciéndose, y que seguramente estaba subida en ese colectivo para ir a: gimnasio/PT (personal trainer jaja)/novio rugbier/comprar ropa de marca para que los pajeros del próximo colectivo digan "encima de perra viste bien".
Ahí mismo pensé también que quizás la chica no era tan linda como parecía, sino que se esmeraba muchísimo por hacer ver algo que no era en realidad, como un castillo hecho con naipes. La dejé ahí que se siga produciendo para ella misma y para los tipos que estaban cerca, en especial uno que tenía la corbata amarilla que NO DEJABA DE FICHARLE EL CULO, un descarado total. Continué mi recorrido visual por sobre las caras de las personas del colectivo, imaginando sus historias, hasta que encontré a otra chica, un poco más joven, de mi edad, que estaba lagrimeando despacio para no llamar mucho la atención. Me dio mucha pena porque realmente parecía estar dolida. Estaba sentada en un asiento de doble fila, y al lado tenía sentado a un hombre que advirtió su llanto y comenzó a hablarle. Yo sabía que no se conocían, así que de pura curiosidad me acerqué un poco para escuchar lo que hablaban:
-Y por qué lloras? no entiendo...
-Es que tenía todos los mensajes de mi novio
Me imaginé que le afanaron el celular, pero sacó justo uno de su bolsillo y dijo:
-Ve? no prende! no hay manera!
El hombre detuvo un momento sus gestos de compasión, de tristeza por el llanto ajeno, y puso cara de incertidumbre, no sabía si lo estaba cargando o era una de esas Emo que tanto había escuchado hablar en la tele. Yo vi perfectamente cuando la cara de incertidumbre se le transformó en bronca:
-Qué horrible nena! lo que te pasó! se te borró el chipi!
-No, se llama chip, y no se borró, se mojó y se borró todo lo que tenía! (snif snif)
-No me puedo imaginar cómo te debes sentir...yo mira, tuve a mi papa con cáncer, agonizando 4 años en una cama, una madre abandónica que volvió hace unos años y ahora está enferma y la estoy yendo a visitar, pero la verdad no me puedo imaginar lo que debes sentir vos que se te mojó el chipi! dios tuvo piedad de mi y no me puso en tu lugar, ojalá no me pase algo tan malo como a vos..
Dicho esto se levantó, le dejó el lugar a una señora que esperaba parada y se bajó del colectivo a los empujones. Pintó toda su bronca en una gran ironía. Me hizo acordar a la vez que estaba con mi viejo en un restorán, y él prendió un cigarrillo, y el tipo que estaba en la mesa de al lado se le acercó y le dijo "disculpame, te molesta si como mientras fumas?".