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miércoles, 21 de octubre de 2009

22. El loco.

"Falta poco!" les decía. "Faltan días!", comentaba a la mitad de una conversación que nada tenía que ver. Sus pares, lo veían sin entender y cuando le preguntaban a qué se refería, el no respondía, y hasta parecía que no escuchaba. Esperaba algo, al parecer, esperaba un día. Lo esperaba, él esperaba con todas las ansias que el momento llegara. Contaba los días, contaba las horas, los minutos y algunas veces hasta los segundos. Llevaba religiosamente una cuenta del tiempo, era un reloj. Se había enfermado contando, hasta el punto de alejarse de la realidad. Lo creían loco y hasta pensaban en intervenir para ayudarlo, para conseguirle algún sostén que lo mantuviera vivo, no porque no respirara, sino porque él ya habá perdido el habla, no entendía lo que le decían, sólo contaba en forma regresiva, un número tan complejo que nunca podían descifrar. Comenzaron a llamarlo "La máquina". Lo ayudaban a vestirse, lo bañaban y le daban de comer al ritmo de su cuenta regresiva, cada vez más inentendible. Todo en él se había reducido a eso, la llegada de un día. Hasta que, una mañana, los compañeros lo vieron raro. No contaba más días, sólo a partir de horas era su cuenta. Allí entendieron que, ese preciado momento, estaba al caer. "Será la muerte?, será el fin del mundo?" se preguntaban entre todos, aunque nadie respondiera.

Caía la noche y se acercaba la hora cero, y "La máquina" estaba más raro que nunca. A medida que contaba para atrás, lloraba, se agitaba, se ponía rojo y parecía delirar. Sus conocidos más cercanos se habían quedado a su lado todo el tiempo, pensando que el poco tiempo que faltaba, le traía la muerte.

Hasta que, a las 23 hs 59 minutos del miércoles, comenzó una cuenta regresiva, perfectamente modulada, desde 60 hacia abajo. Cada uno entendió que era cosa de segundos para que "La máquina" los abandonara. Algunos lloraron, otros se abrazaron con fuerza, pero ninguno lo abandonó a pesar de no entender el motivo.

"Tres segundos, dos segundos, un segundo... Felíz cumpleaños"

Al instante de haber terminado de pronunciar estas palabras, "La máquina" volvió en sí con una lucidez increíble y sólo una persona supo el significado de todo, una persona que no estuvo presente aquella noche. Todos los demás, simplemente, lo abrazaron y besaron con fuerza.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encantó.

 

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