Y si llega el momento, si ambas manos me sueltan, y quedo solo en este momento, no tendré miedo de enfrentar a lo que venga, sea lo que sea, con la fuerza de siempre. Tampoco sentiré escalofríos cuando diga la chusma, que estoy solo y mal andado, puesto que sé bien como camino, y camino como YO quiero, tengo la suerte (quizás) de ser el indomable, de ser aquel que nunca se dejará pisar por NADA ni por NADIE, con la fuerza que necesite, podré sacar adelante lo que sea o al que sea, si es que me abandonan acá y ahora o más tarde y donde quieran. Con la misma fuerza que me entrego, es con la que ataco a quien me ataca, sabrá entonces quien yo amo, que mis palabras no las lleva el viento, sino que quedan corazón adentro, en mi persona y para siempre, esperando ser conllevadas con un acto, de la mejor manera. Entonces mis queridos, sabrán bien que, a quien ataco suavemente, o a quien ignoro cuando me pelea, es a aquel que menos quiero, porque como dije antes, amo y ataco, siempre de la misma manera.