Seguías en el mismo lugar de siempre. Pero todos sabíamos que te habías ido. No estabas ya con los de siempre, conmigo, con los hermanos, no estabas y era por tu propio bien. Pero mientras allá estabas, mientras allá te ponías bien, acá seguíamos todos nuestras vidas juntos, espalda con espalda, peleando como siempre. Te necesitamos durante muchos días. Pasaron muchas cosas y en muchas de ellas hemos extrañado tu presencia irreemplazable. Nuestras peleas, nuestras noches y nuestros días de ojos delatores no eran lo mismo sin vos. Nuestras juntadas, nuestro lugar en el mundo, se sentía una silla vacía. Pero nos lo bancábamos sólo por vos. Ahora que todo es distinto, sentimos una fuerte contradicción. Sabemos que te fuiste por tu bien, sabemos que era lo mejor, pero a la vez sentimos todos por separado que si hubieras estado, las cosas hubieran sido muy diferentes y quizás en tu vuelta hubieramos estado todos juntos para recibirte. El presente es la consecuencia del pasado y la causa del futuro, y bien lo sabemos todos nosotros. Y ahora que volviste otra vez, te tendrás que acostumbrar a esta realidad. Ayer estuvimos juntos, hoy estamos separados y mañana vaya a saber uno cómo nos toca estar.
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