Nunca terminó de entender su propia cabeza, idiota como pocos. Dudaba de sí mismo y sospechaba de sus propios pensamientos. Conspiraba contra su persona, no asimilaba sus derrotas y caía al suelo tropezando con su propio pie. Sentía el dolor del corazón a flor de piel y a cada rato. Tenía muchísimas guerras que libraba entre su cabeza y su instinto.
A esto le llamas estar al pedo?
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